Fue un fin de semana de trabajo para el equipo económico del presidente Mauricio Macri. El dólar terminó junio con una tendencia al alza que implicó ciertos sobresaltos para el Gobierno. Por eso había que arrancar el segundo semestre con medidas que tiendan a estabilizar el tipo de cambio y evitar, así, que el peso siga devaluándose. Ayer, el dólar terminó en $ 29,04 para la punta vendedora en el mercado minorista, de acuerdo con los datos difundidos por el Banco Central. Ese valor representa una caída de 53 centavos respecto de la cotización minorista del viernes último ($ 29,57).
La suba en los encajes definida por el Banco Central fue una de las medidas para contener la amplia devaluación que acumula la moneda desde mayo por desconfianza sobre la economía doméstica y por una creciente aversión al riesgo global. Operadores consultados por la agencia de noticias Reuters agregaron que la inusual firmeza en las tasas de interés también impulsó las ventas de posiciones en dólares, aunque aún hay demanda ante la desaceleración económica, las presiones inflacionarias, el descontrol cambiario y los temores a una guerra comercial entre Estados Unidos y sus socios. Ese combo jugó en contra de los activos domésticos, mientras el riesgo país se mantiene en niveles anotados anteriormente en el tercer trimestre de 2015.
El “apretón monetario (alza de encajes) se siente en el mercado mayorista del dólar (...) en una rueda muy volátil y con bruscos cambios de tendencia (que) caracterizaron la primera jornada de julio”, dijo Gustavo Quintana, operador de PR Corredores de Cambio. De acuerdo con un reporte diario de esa entidad, el pronóstico sigue abierto respecto del valor del dólar, porque las operaciones que se observen durante esta semana serán la confirmación sobre si el dólar entró en un sendero de mayor tranquilidad o si, por el contrario, la volatilidad continuará en el mercado nacional.
Al final de la sesión cambiaria, el Central informó que había subido los encajes bancarios.
En el mercado informal, el dólar quedó estable a $ 28,90/$ 28,95.
Agentes financieros reconocen que los bancos están obligados a aumentar sus tasas para retener a clientes con depósitos en pesos, ya que la fuga hacia el dólar es creciente. Ayer, el Central adjudicó otros U$S 100 millones a $ 28,87, es decir, 25 centavos más bajo que lo subastado el viernes.
El índice bursátil Merval de Buenos Aires bajó un 2,43%, luego de marcar un piso de caída del 4,95% durante la jornada. Este mercado viene de desplomarse un 14,1% la semana previa. Wall Street, en tanto, arrancó la semana con tono cauteloso, ante renovadas preocupaciones por las tensiones comerciales, lo cual contribuyó a extender la debilidad de los activos domésticos que navegan en medio de una crisis de confianza, más allá de que llegó una bienvenida mayor calma cambiaria, indica un informe elaborado por el economista Gustavo Ber.
A su criterio, la pérdida del Merval obedeció, principalmente, a las presiones en el segmento de las energéticas y de los bancos, ya que los operadores externos siguen actuando en modo de indiscriminada liquidación sin analizar los fundamentals ni las valuaciones, bajo un volumen más expandido. Sin embargo, algunos ADRs rebotaron desde los mínimos y dejaron una mejor señal.
También los bonos volvieron a presentarse flojos a través de descensos promedio del 0,3% en sus cotizaciones en dólares entre las principales referencias, con un riesgo país aún alrededor de los 600 puntos básicos, un nivel que resulta prohibitivo ante un remate de posiciones de operadores desde el exterior que no encuentra compradores. “Así es que se requiere de inmediatas y decididas acciones desde las autoridades ya que esa dinámica está cerrando el financiamiento voluntario”, sugirió Ber.
El contexto externo
Tras el breve respiro que intercaló, Wall Street reanuda la cautela de la mano de las crecientes preocupaciones sobre las implicancias económicas que dejarán como saldo la “guerra comercial”, y de ahí que los operadores se inclinan por la búsqueda de refugio.
“El malhumor externo -explica el analista-, con epicentro en los emergentes, sigue profundizando todavía más crisis de confianza que atraviesan los activos locales al experimentar un indiscriminado sell-off (ola de ventas) desde los inversores extranjeros que resulta peligroso, por lo cual es urgente que las autoridades otorguen robustas señales que contribuyan a calmar los caóticos ánimos”, analiza el economista.
Ocurre que más allá del tremendo derrumbe de las acciones, lo más preocupante pasa por el acelerado contagio a los bonos, donde incluso los más cortos están registrando fuertes ampliaciones de rendimientos, ya que, más allá del FMI, el país necesita que ese puente sea complementado con el requerido financiamiento voluntario durante los próximos trimestres, considera Ber.